domingo, 14 de febrero de 2010

Un festival con desencanto


Un programa poco arriesgado, por miedo a la pérdida de público, marca la recién finalizada edición del Festival de Teatro de Málaga.

El XXVII Festival de Teatro de Málaga terminó sin otra consecuencia que rellenar la programación teatral municipal del 9 de enero al 14 de febrero de este año 2010, segundo bajo la dirección de Charo Ema. Si bien 2009 nos dejó un festival marcado por problemas en el relevo de la dirección –que simplemente asumió lo que ya había–, la crisis económica y el objetivo de conseguir un balance que reflejara cantidad de espectadores a toda costa, con un resultado que mermaba la calidad del evento, en esta edición la indolencia o la falta de perspectiva nos deja un resultado de escasa resonancia y menor proyección. Probablemente la publicación de los resultados finales numéricos alcanzarán la nota satisfactoria necesitada, pero sería interesante conocer cuántos de los espectadores asistentes han comprado su entrada en la taquilla (no las invitaciones, asociaciones, grupos de estudiantes, paseantes casuales por el CAC, etc.), y aún más cuántos abonos se han vendido. Los abonados, en definitiva, son los que verdaderamente dan significado a este tipo de acontecimiento anual. Un tiempo al que se espera para poder disfrutar de las novedades, de los montajes singulares o poco habituales dentro de una programación normal. Sin embargo, el desencanto ha obligado a muchos, no a abandonar el gusto teatral, pero sí a convertirse en consumidores esporádicos. En 2008 se presentaron catorce espectáculos, tres de ellos (dos a nivel internacional) hicieron sus estrenos dentro de la programación, logrando posicionar el festival, gracias a la colaboración con otros grandes festivales europeos, a la altura de algunos de los más reconocidos eventos de sus características, pero se mantenía ciertamente alejado del ciudadano de a pie. En 2009, el evento salió a la calle, se acercó a la universidad, a los profesionales del sector, y al público general con animaciones, charlas, fiestas y tertulias. Aún se dieron tres estrenos absolutos. En 2010, un estreno local. La línea actual parece querer consolidar la apuntada en la última celebración, acomodarse o volverse acomodadiza, en definitiva, no arriesgar por miedo a que el porcentaje estadístico disminuya y el proteccionismo político tambalee. En consecuencia, y sin término medio, pasamos de un festival elitista a uno más común pero camino de 2016, eso sí.Atrás se fueron quedando el Alameda, la universidad, los cursos, las tertulias y las exposiciones, pero se han ido incorporando el Echegaray, el Instituto Municipal del Libro, el CAC, las lecturas dramatizadas, y la presencia profesional malagueña. La calle y los espectáculos destinados a animar con su colorido a los ciudadanos, tuvieron la mala fortuna de encontrarse con un tiempo desapacible que deslució su presencia. Sin embargo esto no ha desanimado a las altas instancias cervantinas a prometer un festival complementario basado en este tipo de espectáculos; una grata idea, si no nos conformamos con dinamizaciones y conseguimos teatro de calle, que es otro cantar. Aplaudible resulta la incorporación de actividades como ´Las Letras del Teatro´ y el ´Ciclo de Autores Contemporáneos´, idea de la compañía malagueña Producciones Si Ache Entertainment en colaboración con el FTM y el IML, que no sólo nos ha ofrecido la oportunidad de conocer de primera mano el método de trabajo de autores teatrales importantes, sino que ha abierto la puerta a la participación de un buen número de actores profesionales malagueños en las tablas del Festival, mediante las lecturas dramatizadas. Y la gran novedad, la estrella de este año, el estreno del Teatro Echegaray como segunda sede es un logro que posibilita por sus estupenda ubicación y buenas (aunque cuestionables) instalaciones, que el número de espectáculos y sus características se amplíen. Curiosidades. De entre las representaciones que han participado, curiosidades como ´Mi vida´, nos dieron la oportunidad de ver interpretar a todo un mito, la propia Hanna Schygulla. Un regalo inolvidable. También inestimable el trabajo de Albert Vidal con su ´Historia de Juan nacido de un oso´, un verdadero alarde actoral. Una más que llamativa puesta en escena de la compañía Teatro Che Y Moche, se alzaba con el galardón más estimable en opinión de muchos con ´Metrópolis´, un buen trabajo de puesta en escena. La espléndida comedia de ´The society´ de la noruega Jo Strømgren Kompany, se dividía entre detractores y defensores. ´Noviembre´, con el estupendo elenco encabezado por Santiago Ramos, y ´Días de vino y rosas´, con la admirable creación de Carmelo Gómez, junto a la más que satisfactoria ´Ser o no ser´, tres ejemplos de teatro nacional de calidad al alcance de todos. ´Tantas voces´, con la dirección de Natalia Menéndez, resultó un ejemplo de dirección realmente interesante. Su oportunidad la tuvieron los malagueños DGB Producciones con ´Do you love me?´. ´El jardín japonés´ mejor estaría en programación infantil, y de ´Fama´, mejor olvidarnos.


Fuente: La Opinión de Málaga

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