miércoles, 29 de julio de 2009

Vacaciones en clave de sol


Alumnos y profesores procedentes de otros puntos de España y del extranjero pasan parte de julio y agosto en Málaga para asistir al Curso Superior de Música que acoge la Sala María Cristina

“Los profesores tienen un prestigio mundial y la ciudad me atraía mucho”. Estos son los motivos comunes de todos los alumnos que han decidido participar en la primera edición de los Cursos Superiores de Música, organizados por Unicaja y que se celebran en la Sala María Cristina.
Hasta mediados de agosto, por Málaga pasarán 150 alumnos que vienen desde Europa, Estados Unidos, Japón o Canadá, y 26 profesores de prestigio internacional que compartirán sus conocimientos sobre piano, viola, violín, contrabajo y orquesta.
“Es un lujo total poder traer a estas personalidades. No hay un referente de curso internacional en ningún lugar de España”, explica Manuel Guillén, director artístico del curso y profesor de violín en Madrid.

Y también es un lujo para los alumnos, ya que han tenido que pasar un duro proceso de selección para poder participar en este curso. Hace seis meses se abrió el plazo de inscripción sólo para alumnos postgraduados o en últimos años de carrera, y desde ese momento, los organizadores evaluaron los currículum y las piezas grabadas que los aspirantes mandaron. Y es que sólo había 150 plazas para un curso de referencia internacional.
Este es sin duda el gran motivo por el que los primeros alumnos de este Curso Superior de Música han llegado hasta Málaga. “Los profesores de violoncelo me atraían mucho. Además, nunca había venido a Málaga”, nos cuenta Benjamín Rodríguez de 23 años y que viene desde Ávila mientras atiende a las explicaciones de su profesor, David Apellániz, profesor de violoncelo en la Universidad de Zaragoza. Apellániz, que intenta aportar a sus alumnos la dedicación a la música y la gran exigencia que esto conlleva, valora positivamente a la clase que imparte: “Es una experiencia especial de compartir música entre gente de todas partes de España y para conocerse mejor como personas”, explica.

Alumno suyo en el Grado Superior de Música en Zaragoza es David Barona, de 20 años y procedente del pueblo valenciano de Buñol. “Es muy bueno que los profesores son reconocidos a nivel mundial y también fueron alumnos de los mejores. Además, la ciudad está bastante bien y hay playa”, comenta sonriente Barona, que empezó a tocar el violoncelo cuando tenía 4 años.
La renovada Sala María Cristina también acoge las clases de violín, a cargo del canadiense David Zafer, catedrático de violín en la Universidad de Toronto. “El curso tiene una fabulosa organización y es muy buena la interacción entre todos, no sólo dedicarnos a tocar los instrumentos”, explica mientras da una clase individual a Clara. “En 15 días mejoras una barbaridad y se nota. Está muy bien tener diferentes profesores a los de siempre”, dice a continuación la alumna de Zafer que viene desde Sevilla.
Mientras que el finlandés Jan-Erik Gustafsson releva en la clase de violoncelo a Apellániz, en el escenario principal de la Sala María Cristina suena una melodía de piano. Desde la ciudad alemana de Hamburgo viene Ralf Nattkemper: “La ciudad es fantástica y el lugar es maravilloso. Tiene una gran acústica”, comenta sentado en la banqueta durante su clase de piano. Uno de sus 17 alumnos es Julián, de 21 años. Este cordobés lo destaca como un “gran profesor” y que le aporta su visión de la música. “Hacer amigos es otra de las cosas positivas del curso”, recalca Julián mientras se reúne con su compañera Manoli, madrileña de 18 años.

Y es que, además de música, los alumnos de este primer turno del curso –el segundo se celebrará durante la primera quincena de agosto- aprenden a convivir con los compañeros, ya que todos se alojan en un colegio mayor universitario. Se trata de una experiencia que recordarán positivamente.
Esta noche, los mejores alumnos de cada instrumento ofrecerán un concierto gratuito en la Sala María Cristina. Mañana, y como final de curso del primer turno, habrá un concierto de orquesta.


Fuente: MARTA SALDAÑA - Diario Sur

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